En la Basílica de Saint-Denis están las tumbas de los Reyes de Francia, y muchos objetos usados por la Monarquía. Su cripta misteriosa nos traslada muchos siglos atrás en el tiempo; hacia el interesante pasado de la Historia de Francia.
Estando tan cerca de París, sería un error no visitarla. Los invito a conocerla.
La Basílica de Saint-Denis - Ubicación y cómo llegar
Saint-Denis es una Comuna en los suburbios de París, ubicada 9,4 Km al Norte del centro parisino.
Posee como atractivo a la Basílica de Saint-Denis, de estilo gótico, que data del Siglo XII, y es algunos años anterior a la Catedral de Notre-Dame.
Tan importante es esta basílica, que la ciudad creada a su alrededor lleva su nombre, y no al revés. Primero se fundó la iglesia en honor a Saint-Denis, cuyos restos allí reposan, y luego la ciudad.
Es un lugar histórico muy poco visitado por el Turismo en París. La foto anterior, donde se ve a mi esposa, fue tomada a las 10:50 hs de la mañana del 6 de Septiembre de 2018, pleno horario turístico. Puede notarse la ausencia total de gente en la entrada de la Basílica; y cuando ingresamos, no había más que 6 ó 7 personas recorriendo el edificio además de nosotros.
Este curioso poco interés, se da a pesar que desde París se llega fácilmente tomando la línea 13 del Metro y bajando en la estación "Basilique de Saint-Denis" (No confundir con la estación anterior que se llama "Saint-Denis Porte de Paris").
Realmente es una de las excursiones desde París más recomendables para quienes les guste el Turismo Histórico, por lo que leerán en esta nota.
Historia de la Basílica de Saint-Denis
Su construcción
Ya desde el Imperio Romano existía un cementerio en lo que hoy es Saint-Denis. En el año 272 fueron enterrados aquí San Dionisio (Saint-Denis, primer obispo de París, quien daría luego el nombre al lugar), y dos de sus compañeros: el sacerdote Rusticus y el diácono Eleuthère.
Los tres habían muerto martirizados durante una persecución ordenada por el Emperador Aureliano.
Dionisio fue decapitado en la colina que hoy se llama Montmartre, cuyo nombre aparentemente derivaría de aquel "Monte del Martirio", y la leyenda dice que luego de la decapitación recogió su cabeza y caminó con ella en las manos durante 6 km, hasta entregársela a una fiel devota y caer definitivamente muerto... en lo que hoy es su lugar de entierro, la actual basílica de Saint Denis.
Sobre esa leyenda, yo tengo una interpretación mucho más realista de lo que pudo ocurrir luego de la decapitación de Dionisio, Eleuterio y Rústico.
Luego en el siglo IV se construyó un mausoleo en el mismo lugar en el que se encuentra hoy el altar mayor de la basílica.
En el siglo V, Santa Genoveva adquirió las tierras colindantes e hizo construir la primera capilla sobre la tumba de Saint-Denis.
Aquella primera iglesia fue ampliada dos veces durante la época Merovingia, especialmente durante el reinado de Dagoberto I, quien fundó aquí una Abadía y Monasterio Real, y fue el primer rey franco que allí quiso ser sepultado en el año 638, siguiéndole casi todos los demás, hasta Luis XVIII, sepultado en 1824.
Hacia el año 750 d.C. se empezó a construir un nuevo santuario por orden de Pipino el Breve.
Durante la época Carolingia se construyó una iglesia en forma de basílica, con tres naves y un transepto.
Durante la primera mitad del siglo XII, el abad Suger hizo derribar el deambulatorio carolingio y erigir la primera obra de estilo gótico entre 1140 y 1144.
Con Suger, la abadía adquirió más importancia; en ella se guardaban las reliquias y se convirtió en una necrópolis real y dinástica.
La abadía y basílica siguió renovándose con el transcurso de los años hasta el siglo XIV.
Hasta 1845 la Basílica de Saint-Denis poseía dos torres, la torre Norte tenía una hermosa flecha.
A principios de la década de 1840 se detectaron las primeras grietas en la torre norte; el Arquitecto a cargo, François Debret, no hizo un buen trabajo, y durante un tornado ocurrido el 19 de Agosto de 1845 las paredes de la torre comenzaron a doblarse, debiendo ser demolida de urgencia.
Las piedras se guardaron para una reconstrucción posterior que nunca se hizo hasta hoy.
Sin embargo la reconstrucción de la torre norte de la Basílica de Saint-Denis iba a comenzar este año que escribo (2020), con aportes privados; pero se suspendió momentáneamente por la pandemia del virus Covid-19.
Luego de aquella catástrofe de 1845, se pensó entonces que la escuela de Bellas Artes no preparaba a Arquitectos capaces de intervenir en la restauración de edificios antiguos.
A partir de entonces surgió una preparación específica para aquellos arquitectos que se dedicaran a la restauración de los monumentos históricos construidos en la época Medieval.
En 1846 el Arq. Eugène Viollet-le-Duc se hizo cargo de la reparación del edificio, salvándolo de la ruina.
Acabó la restauración rectificando gran parte de lo realizado por Debret, y reorganizó las tumbas reales que todavía subsisten.
Las tumbas de los Reyes y Reinas de Francia
Las tumbas reales (con los restos) y los cenotafios (esculturas que no contienen restos), de la Basílica de Saint-Denis, constituyen entre ambos el conjunto de escultura funeraria más importante de Francia; que abarca desde la Edad Media hasta el Renacimiento y principios de la Edad Moderna.
La profanación de Saint-Denis durante la Revolución Francesa
Todas las tumbas fueron profanadas durante la Revolución Francesa. Cincuenta y una tumbas fueron vaciadas, una por una.
Principalmente los obreros revolucionarios más ignorantes se "divirtieron" destrozando el contenido de las tumbas (los cuerpos); y buscando alguna alhaja, tesoros y metales.
No rompieron tanto su exterior, por eso se salvaron muchas de las esculturas y cenotafios originales, gracias a su catalogación como "monumentos nacionales de la República" por parte de lúcidos Arqueólogos y Funcionarios presentes, revolucionarios pero más educados...
Algunos de los profanadores se llevaron de los muertos uñas, cabellos, dientes, huesos o dedos si estaban conservados; con el fin de guardarlos como trofeo o venderlos; puesto que la fabricación de ungüentos medicinales y pinturas a partir de los restos de momias humanas, era una práctica común desde hacía varios siglos.
Según consta en las Actas de Exhumación (porque tenían Escribanos supervisando todo para que no quedase ninguna tumba sin abrir, y anotando lo que se encontrase de valor para la República); cuando se descubrió la tumba de Enrique IV (Henri IV), su cuerpo apareció momificado e intacto como si hubiera muerto el mes anterior. Las facciones eran perfectamente reconocibles.
Tan bien conservado estaba, que fue colocado de pie en el interior de la basílica; permaneciendo expuesto durante dos días a la vista del público que quisiera verlo.
De hecho, disimuladamente muchos ciudadanos se acercaron a venerarlo porque fue un rey benevolente y muy querido por el pueblo francés, que hasta había abandonado el protestantismo y convertido al catolicismo para ser más querido por la inmensa mayoría de los franceses.
"París bien vale una Misa" fue la frase con la que comunicó su decisión al comenzar su reinado, que se caracterizó por una gran tolerancia a la diversidad religiosa.
Luego sacaron a Luis XIII , que conservaba aún su prolijo bigote; el siguiente en salir fue Luis XIV con la máscara que cubría a los Borbones, pero su color era negro.
Luego salieron sucesivamente los de María de Médicis, segunda esposa de Enrique IV; de Ana de Austria, esposa de Luis XIII; de María Teresa, infanta de España y esposa de Luis XIV; y del gran Delfín. Todos aquellos cuerpos estaban putrefactos.
En total, los cuerpos de ciento setenta y cinco personas (cuarenta y seis reyes, treinta y dos reinas, sesenta y tres príncipes de sangre, diez servidores del reino y dos docenas de abades de Saint-Denis); fueron arrojados a dos fosas comunes excavadas para este propósito a lo largo del patio del cementerio de los monjes adyacente a la basílica; siendo una de ellas destinada a las "primeras razas" de los Valois, es decir las dinastías anteriores, y la otra a los Borbones.
Después de que varios curiosos hubiesen descendido a las fosas con el fin de recolectar reliquias, los cadáveres fueron cubiertos con cal viva y tierra.
Una parte de la cripta de Saint-Denis está dedicada a la Capilla de los Borbones contiene cenotafios realizados en el siglo XIX en honor de la dinastía de los Borbones, así como el corazón de Luis XVII.
Una de las capillas del deambulatorio alberga el sarcófago de la reina Arnegunda, esposa del rey Clotario, muerta entre 580 y 590 d.c. y primera reina enterrada en Saint-Denis.
El cenotafio de Carlos V "el Sabio" es una obra maestra de la escultura medieval, por la fidelidad de sus rasgos.
La tumba de Francisco I, de Claudia de Francia y de tres de sus hijos, se instaló once años después de la muerte del rey en 1547. Se presenta en un imponente arco del triunfo, signo del redescubrimiento de la Antigüedad en el Renacimiento.
La cripta arqueológica (la más profunda) presenta los vestigios de los primeros edificios. Este lugar albergaba las sepulturas de los santos mártires Denis, Rústico y Eleuterio.
El panteón de los Borbones contiene los restos de Luis XVI y María Antonieta (que habían sido guillotinados luego de la Revolución Francesa), trasladados desde el cementerio de la Madeleine en París por Luis XVIII durante el período de la Restauración, quien luego sería el último rey inhumado en la Basílica Saint-Denis , en 1824.
Bajo la Restauración, Luis XVIII recuperó, el 19 de enero de 1817, los restos de sus antepasados, exhumados de las fosas comunes tras una semana de investigación; siendo hallados gracias a François-Joseph Scellier.
Estos cuerpos fueron colocados juntos debido a que la cal viva vertida sobre ellos había provocado su deterioro, al punto de hacer imposible su identificación; habiendo además tres cuerpos cuyas cabezas no pudieron ser encontradas.
El osario actual
Los restos fueron depositados en un osario en la cripta de la basílica, el cual comprende una docena de cofres sellados por losas de mármol, con inscripciones de los nombres de los monarcas; pero no se sabe quienes de ellos están en cada uno.
Otros cenotafios
La escultura conocida como "Los orantes" representa a Luis XVI y María Antonieta, y también fue hecha construir por orden de Luis XVIII con motivo del ingreso de las cenizas de aquellos soberanos, que luego de su decapitación habían sido enterrados por los revolucionarios en otro lugar en París.
Enrique II y Catalina de Médicis tienen una tumba monumental, realizada de 1560 a 1573 por Germain Pilon, inspirada en las prácticas italianas, sobre todo por la utilización de materiales de diferentes colores y cuidadosa perfección de todos los ángulos.
La Tumba del Rey Dagoberto está situada en el mismo lugar donde el soberano fue inhumado en el año 639 d.C., algunos metros a la derecha de las reliquias de San Dionisio (Saint-Denis).
Otras cosas interesantes para ver en la Basílica de Saint-Denis, además de tumbas
En la capilla San Luis dentro de la basílica de Saint-Denis, se muestra un estandarte rojo y dorado, que es una copia del pendón de los ejércitos reales franceses en tiempos de guerra, conocido como "la Bandera Oriflama", de la cual escribí una nota específica en este blog, la que pueden leer en el link anterior de este párrafo.
También se pueden ver varias vitrinas con cosas que usaron diferentes Reyes y Reinas de Francia, y que pudieron sobrevivir a la Revolución gracias a que fueron escondidos por franceses respetuosos de aquel antiguo régimen.
Se pueden ver algunas coronas, pecheras, puños, cascos, escudos, capas, espadas, sables, etc.
Antes de retirarnos con mi esposa, firmé el Libro de Visitas de la Basílica de Saint-Denis dejando mis muy buenas impresiones.
Pero esta Basílica aún tuvo más hallazgos arqueológicos para sorprendernos; como el descubrimiento de la tumba de la Reina Arnegunda, o Arégonde, de la Dinastía Merovingia; ocurrido en 1959 en el subsuelo más profundo de la Cripta; historia que pueden continuar leyendo en el link marcado en este párrafo. Este descubrimiento tuvo un determinante impacto en la leyenda de la supuesta descendencia de Jesús y María Magdalena, como origen de la Dinastía Merovingia. No deje de leerlo.
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