El secreto de un cuadro hermoso


El cuadro "L'Intérieur d'une cuisine" (El interior de una cocina) de Martin Drölling, expuesto en el Museo del Louvre, sin duda impacta por su belleza a todos los que lo observan.

Pero además sorprende doblemente, aunque por otra causa, a aquellos que conocen su truculenta historia, y que les cuento en este artículo.


L'intérieur d'une cuisine - Martin Drölling

Disquisición introductoria: ¿Quién puede medir la belleza?

Hablaremos de un muy bello cuadro (al menos para mí...), porque... ¿Cómo pretendemos medir la belleza, que es algo totalmente subjetivo?...

¿Quién puede arrogarse la autoridad para dictaminar si algo es, o no es bello?...

¿Acaso aciertan esos peculiares "eruditos" de Arte, muchos ataviados con costosas pero a la vez ridículas vestimentas, y luciendo extraños colores de cabello; quienes cada tanto se reúnen a beber fino champagne, y para admirarse mutuamente sus creaciones (si es que pintan); o las que posee en su pinacoteca un multimillonario anfitrión?...

Personalmente creo que un estudioso en cualquier arte, debería limitar su experta opinión a definir, por ejemplo, si una obra es original o no lo es, o a clasificarla dentro de un determinado estilo, a ubicarla en un contexto histórico; etc. ¡Nadie mejor calificado que él para esas cuestiones!

Pero creo que nunca debería avanzar sobre la potestad que tenemos cada uno de quienes observamos una obra, de decidir si nos gusta, y cuanto nos gusta... y si alguna en particular a él sí le gusta, pero a mí no, ¡que no me trate de "ignorante"!

Cada uno de nosotros prefiere algún estilo concreto; por ejemplo a mí, casi exclusivamente me gustan los cuadros y esculturas "realistas"; que son esas obras en las que sus autores pusieron su especial habilidad, un gran esfuerzo, y dedicaron mucho tiempo para representar algo real con la mayor fidelidad que les sea posible.

También me agradan algunas obras del género "surrealista"; a condición que logren transmitirme algún meta-mensaje potente y que no me resulte demasiado difícil captar; condición que por ejemplo cumple perfectamente el cuadro "Guernica" de Picasso; representando el criminal bombardeo de la Luftwaffe del nacional-socialismo sobre la ciudad Guernica (o Guernika-Lumo en euskera), del País Vasco, España.

Los que jamás lograrán gustarme, son esos cuadros del estilo llamado "abstracto", que cuando los miro pareciera que estoy viendo el resultado de haber lanzado sobre el lienzo a un simio con todos los pomos de pintura disponibles, para que haga lo que quiera...

Y me siento un total extraño cuando veo a otros espectadores que lo admiran, y se pasan horas debatiendo sobre lo que supuestamente quiso transmitir el autor en ese pastiche...

Pero como dije al principio: la belleza es algo subjetivo, que se crea en nuestra mente individual; por lo que, el equivocado puedo ser yo.

Este cuadro del que escribiré hoy (agregando su especial historia ajena a su belleza), es una de aquellas obras realistas mencionadas primero en esta disquisición, y que me impactan.

El secreto que esconde el cuadro "L'intérieur d'une cuisine"

La maravillosa obra "L'intérieur d'une cuisine" (el interior de una cocina), creada en 1815 por el pintor alsaciano francés Martin Drölling (Oberhergheim 1752 - París 1817), se encuentra en la sala 938 del 2º piso del ala "Sully" del Museo del Louvre.

Representa una escena de la vida cotidiana, apacible, despreocupada e íntima, de "entre casa"... "à la Bonne Franquette", como dirían los franceses que lo hospedan con orgullo en dicho impactante museo.

El tamaño de este óleo sobre lienzo es bastante normal (80 cm x 65 cm), pero a mi juicio su belleza es superlativa y su realismo mayúsculo.

Sin embargo, la particularidad de este cuadro, sobre la que escribiré a continuación, no es la temática ni la técnica empleada para recrear esos contrastes, luces y sombras; sino el material que se usó para pintarlo... detrás del cual hay una historia, y es la siguiente.

Algunos pintores de épocas pasadas usaban una sustancia llamada "mummie" o "marrón de Egipto", que se fabricaba con órganos triturados de animales, o de cadáveres humanos, que mezclaban con aceite; y le agregaban los pigmentos deseados para obtener colores en la gama del marrón, muy realistas y perdurables en el tiempo . Algo que hoy nos suena truculento, pero fue una realidad histórica.

La Iglesia de Val de Grâce de París, fue profanada durante la Revolución Francesa de 1789. En ella se guardaban los corazones embalsamados de algunos Reyes y Reinas de Francia.

Un tal Louis-François Petit-Radel se apropió de muchas de esas reliquias, y las vendió a algunos pintores.


Iglesia Val de Grâce - París

Se dice que el pintor Martin Drölling le compró al ladrón el corazón de María Teresa de Austria, reina y esposa del Rey Luis XIV "el Rey Sol"; y macerando dicho corazón obtuvo la sustancia con la que pintó "L'Intérieur d'une cuisine".


María Teresa de Austria

Así que, si usted va al Museo del Louvre y pasa a verlo, estará mirando también a una "parte" de la realeza europea (literalmente); porque María Teresa de Austria tuvo los siguientes títulos nobiliarios: Archiduquesa de Austria, Infanta de España y de Portugal, y Reina consorte de Francia y de Navarra desde 1660 en que se casó con Luis XIV, hasta su muerte.



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