El río Bièvre es un río francés con mucha historia, de apenas 32,8 km de longitud, afluente del río Sena y que desembocaba en su margen izquierda, en París; atravesando la región de Isla de Francia.
Actualmente está entubado y desviado en su tramo final, pero están en curso proyectos y obras para devolverle su hermosa fisonomía pasada. Les contaré sobre eso, siendo esta una de las muchas historias de Francia que encontrará en este blog.
Nostalgia del Río Bièvre
Como decía el comienzo de una canción del dúo argentino Sui Generis: "Hubo un tiempo que fue hermoso, y fui libre de verdad...", eso pareciera cantarnos desde su cruel sepultura, pero aún vivo, este maltratado y olvidado río; el segundo río de París.
Ese canto comenzó a ser escuchado, y movilizó desde hace varios años a muchas personas e Instituciones de varias Comunas al sur de París, que se organizaron y pusieron "manos a la obra" para liberarlo y devolverle su belleza perdida. ¡Ahora le toca el turno a París!. Aquí les cuento todo sobre él.
Geografía y curso del Río Bièvre
La fuente del Bièvre se encuentra en la aldea de Bouviers, a una altitud de 134 metros SNM, en la Comuna de Guyancourt, del Departamento de Yvelines.
Desde allí, el Río Bièvre fluye a través de los siguientes departamentos y ciudades:
Yvelines: Jouy-en-Josas
Essonne: Bièvres, Massy
Hauts-de-Seine: Antony
Val de Marne: L'Haÿ-les-Roses, Arcueil, Gentilly
En la sección suburbana, el río serpentea unos 20 Km a través de excelentes tierras agrícolas, y una sucesión de pueblos franceses con lindas casas de campo, con estanques regulados por válvulas con nombre propio, como la Juliette Recamier; recibiendo además pequeños afluentes como Saint Marc, Vauhallan y Sygrie.
Los estanques forman hermosas lagunas encadenadas por el río Bièvre, donde habitan muchas especies animales y con gran vegetación. En ellos se practica la pesca deportiva y paseos en bote, y son los siguientes:
Étang des Roussières
Étang Braque
Étang du Moulin à Renard
Étang de la Minière
Étang de la Geneste
Réserve naturelle Régionale du bassin de la Bièvre
Desde 1971 el valle del Bièvre es considerado "sitio protegido".
El río luego entra entubado en la ciudad de París, por los límites de los distritos 13 y 14, cerca del Estadio Charléty. Antes de 1912, el Bièvre llegaba directamente hasta el río Sena por el Barrio Latino (distrito 5); pero estaba tan contaminado que se decidió eliminar ese desagüe, entubarlo y derivarlo hacia las aguas servidas con otro rumbo.
Actualmente el Bièvre es enviado junto con todas las aguas servidas a una planta de tratamiento de residuos cloacales ubicada en Achères, al noroeste de París; donde luego de extraídos todos los residuos y depuradas las aguas de metales pesados y otros contaminantes, se vuelcan en el Sena con un alto índice de pureza, aguas abajo de la ciudad capital. ¡Pero no se desanime querido Lector, porque esto se está revirtiendo!
Historia del Río Bièvre y el manejo del agua
Cualesquiera de los temas que toquemos sobre este bello país, inevitablemente tienen asociadas historias de Francia; y alrededor de este río Bièvre hay mucho para contar; en particular sobre el uso del agua en Lutecia, bajo el Imperio Romano; es decir la actual París.
Pero ya en la Prehistoria, en su fuente en Bouviers y en su curso superior, por la preciada disponibilidad de su agua surgente, el río Bièvre fue lugar de asentamiento humano desde aproximadamente el año 4.000 a.C. (Neolítico).
Estos primeros habitantes dejaron muchos vestigios arqueológicos, como raspadores de pedernal, flechas, cuchillos y hachas de piedra; los cuales se exponen en el Museo de Arqueología Nacional de Saint-Germain-en-Laye.
Luego, en la Edad Antigua, cuando los Romanos fundaron la ciudad de Lutecia, el rio Bièvre era bastante caudaloso y usado por ellos.
En la siguiente acuarela de Jean-Claude Golvin, un pintor e investigador que se especializó en representar la pasada historia de Lutecia y París, se muestra el ancho río Sena y el no menos respetable río Bièvre desembocando en él; incluso con algunos barcos representados navegando por su cauce.
También se distinguen las Arenas de Lutecia (el circo romano) en la ciudad, en la margen izquierda del Sena, y la todavía incipiente ocupación de la Île de la Cité.
Por aquellos tiempos, los romanos construyeron un acueducto de aproximadamente 16 Km de largo, desde la actual localidad de Wissous, en el valle del Bièvre, para llevar agua hasta los baños y termas (hoy conocidas como Termas de Cluny), y a los pozos públicos de agua distribuidos por la ciudad.
Al tener Wissous mayor altitud que la colina de Santa Genoveva de París, solucionaron así el problema que les generaba la menor cota que tenía el Río Secuana (hoy Río Sena), desde donde se les complicaba mucho obtenerla "en subida" a pesar de su cercanía.
Respecto a esto último debo aclarar que los romanos dominaban perfectamente el manejo del agua (los acueductos romanos son famosos en todos los lugares que dominaron bajo su Imperio).
Sabían construir ruedas elevadoras de agua, y desde ellas girando por la presión de la corriente, al llegar los cajones a la parte de arriba llenos de agua, se volcaban en acueductos por gravedad hacia donde quisieran llevarla.
Pero esas ruedas elevadoras sólo sirven cuando la diferencia a salvar de altitudes del terreno no es muy grande, y solo pueden proveer poca cantidad de agua, insuficiente para los Nobles de Lutecia y sus habitantes.
La diferencia de cotas entre el Sena y las Termas de Cluny es de casi 15 metros; demasiado para utilizar las ruedas de manera eficaz.
En cambio, el acueducto que hicieron directo desde el Valle del Bièvre, que tiene más altitud que Lutecia/París, por simple gravedad proveía entre 1500 y 1800 metros cúbicos de agua por día, recogida de varios manantiales de la zona.
Para cruzar el valle en Arcueil-Cachan construyeron un puente, cuyos arcos y pilotes arruinados aún son visibles semienterrados dentro de algunas propiedades, y dieron lugar al topónimo "Arcueil" de la localidad.
La pendiente promedio del Acueducto galo-romano era de 0,56 m / km, descendiendo suavemente rumbo al punto más elevado de Lutecia (la colina de Santa Genoveva, donde están las Termas), y desde allí luego se alimentaba al resto de la ciudad.
Aquel primer "Acueducto de Lutecia" fue construido en la segunda mitad del Siglo II d.C. y dejó de funcionar en algún momento de las invasiones bárbaras germánicas a mediados de Siglo IV d.C, por la falta de mantenimiento; pues los habitantes galo-romanos de la margen izquierda abandonaron la zona y se concentraron en el refugio de la amurallada Île de la Cité, donde sí usaban el agua del Sena.
Los Francos que luego ocuparon París tardaron muchos Siglos en darse cuenta de la utilidad de ese acueducto romano perdido.
En la Edad Media, el último tramo del río Bièvre corría por la margen izquierda del Río Sena, y desembocaba en varios puntos del mismo. El primero y natural estaba cerca de la actual estación de tren "París Austerlitz" y el puente Austerlitz, pasando junto al Jardín de las Plantas (por algo habrá allí esa tierra fértil para la vegetación ¿no?).
En 1151 el río Bièvre fue parcialmente desviado hacia el noroeste a través de lo que hoy es el Jardín de las Plantas, para irrigar las tierras de la antigua Abadía de Saint-Victor, creándose dos desembocaduras más, una ubicada entre los actuales puentes de la Tournelle y de Sully, y la última por lo que hoy es la Rue de Bièvre.
Este río era muy útil a los parisinos de aquella época, y su cause original conservaba un caudal importante; a tal punto que cuando en 1163 se comenzó la construcción de la catedral de Notre-Dame, por él se transportaban en barcazas las piedras extraídas de las canteras del sur de París , hasta el Sena, y por éste luego llegaban hasta la catedral en construcción; lo cual permitió acelerar mucho los tiempos de la obra.
Cuando se construyó el muro de protección de la ciudad de París, por orden de Felipe II (Felipe Augusto) antes de partir a una Cruzada, entre 1190 y 1209 en la margen derecha del río Sena, y entre 1200 y 1205 en la margen izquierda; fue necesario hacer un pasaje para el río Bièvre.
Entonces se construyó en el muro un arco de aproximadamente 5 metros de altura y 3 metros de ancho; el cual tenía una reja que dejaba pasar el agua pero impedía el ingreso furtivo de enemigos por allí. Sus vestigios se encontraron en 1989 durante unos trabajos de construcción bajo la Oficina Postal de Jussieu, y fueron restaurados y conservados.
Como el nivel de las calles actuales está muy por encima de las de la Edad Media, este arco no es visible desde la calle (como sí lo es una parte de una torre de la muralla, que se puede ver en otro punto de la ciudad).
Al Arco del Bièvre en el Muro de Philippe-Auguste solo lo pueden visitar adultos interesados en el tema (sin niños revoltosos), los primeros Miércoles de cada mes, acompañados por un guía oficial (se juntan grupos a partir de las 14:30 hs en la puerta 30 bis de la Rue du Cardinal Lemoine, en el Distrito 5; y el guía los lleva).
Para llegar al arco se deben traspasar varias puertas y descender a subsuelos. En el ingreso a nivel de la calle no hay ninguna placa que avise que allí está este importante vestigio arqueológico.
Antiguamente en el Bièvre funcionaban algunos molinos hidráulicos, y a partir del Siglo XIV comenzó a ser utilizado por lavanderas, curtiembres, textiles y fábricas varias, que se radicaron en sus márgenes y arrojaban el agua contaminada residual de vuelta al río.
En el Siglo XV en su orilla se instaló la célebre "Manufacture Royale des Gobelins de Paris"; la fábrica oficial de tapices reales, de gran calidad, hoy conocidos como "gobelinos", que se hicieron famosos por el color rojo púrpura que obtenían; y luego muchas textiles y curtiembres más, que finalmente terminarían contaminando irremediablemente el agua del cada vez menos caudaloso y más putrefacto río.
A fines del siglo XVI, por el aumento de la población, el problema de falta de agua se hizo crítico en París; y el rey Enrique IV recordó la obra del Imperio Romano y planeó reconstruir un acueducto sobre la traza del antiguo acueducto de Lutecia.
Falleció antes, pero fue realizado por su esposa, la reina María de Médicis. Este acueducto se llamó entonces "Acueducto de Medicis" y su trazado es muy similar, y en muchos tramos justo encima, del antiguo acueducto de Lutecia; y también traía el agua pura directamente desde las abundantes fuentes y afluentes del Valle del Bièvre; con la cual se alimentó primeramente al Palacio de Luxemburgo donde residía María de Médicis, y el sobrante fue para consumo del resto de la ciudad.
En las siguientes dos fotografías tomadas en 1903, se muestra la cuenca romana de unión de afluentes en Wissous, que también fue parcialmente usada por el acueducto Médicis.
En la siguiente fotografía hay tres acueductos pasando por el mismo lugar para cruzar el valle del Bièvre.
El primer acueducto de Lutecia no se ve porque hace muchos siglos quedó sepultado bajo el pavimento donde hoy circulan los autos; el posterior Acueducto Médici de principios del siglo XVII color gris claro, y el último y más elevado acueducto construido por el Ingeniero Eugène Belgrand a mediados del siglo XIX de color gris oscuro.
Todas las industrias, mas los desechos humanos que también se arrojaban al pobre río Bièvre dentro de la ciudad, lo fueron convirtiendo en un foco de enfermedades y una fuente de pestilencia en París.
A partir del siglo XVIII, por todo lo expuesto y la creciente población, el putrefacto "segundo río de París" fue gradualmente rectificado, entubado y tapado a la vista (y olfato) de los mismos parisinos que lo contaminaron por generaciones. En la actualidad, todo su curso inferior forma parte del sistema de aguas pluviales.
En algunos lugares de los distritos 13 y 5 de París hay placas de bronce sobre las veredas que indican su antiguo curso; pero pocos transeúntes les prestan atención. No confundir con los Medallones Arago que marcan el meridiano de París !!
Cubierto con una solera de hormigón en 1912, el Río Bièvre se hundió en el olvido. Sin embargo, aunque ha sido enterrado, no está completamente muerto...
Lo único que quedó a la vista de él en París, es el nombre de una calle (Rue de Bièvre) donde vivía François Mitterrand, cerca del Sena, por donde las aguas de una de sus derivaciones corrían frescas en tiempos muy remotos.
Incluso en los suburbios cercanos a París, donde aún no estaba contaminado, también se canalizó y tapó con cemento. Las siguientes dos fotos fueron tomadas en el mismo lugar y con un siglo diferencia (principios del siglo XX y del siglo XXI):
Otras dos fotos del río Bièvre a principios del siglo XX en los suburbios, aún a cielo abierto:
La prueba de que en las localidades de aguas arriba, en los suburbios no industrializados, el río Bièvre aún estaba aceptablemente limpio a principios del siglo 20, la brinda esta foto de tres niñas refrescándose en él, y unos patos nadando cerca de ellas. Las niñas podrían haber cometido una imprudencia, pero los patos no aceptarían meterse en aguas muy contaminadas.
Como en la actualidad del Siglo XXI las aguas del rio Bièvre ya no están contaminadas por curtiembres ni fábricas irresponsables de tiempos pasados, pues en el último siglo fueron desapareciendo, y desde hace décadas existen rígidos controles y regulaciones del Medio Ambiente y Hábitat sobre el tratamiento de aguas residuales; hay un proyecto en estudio y parcialmente ya en ejecución, para separarlo nuevamente de las aguas servidas; y luego redescubrirlo parcialmente en ciertos sectores de parques y lugares abiertos del sureste de París, para que sus habitantes puedan volver a disfrutarlo, viéndolo llegar nuevamente con su agua limpia hasta el Sena, como en la antigüedad.
"La Bièvre", inspiración de Escritores y nostálgicos
Al contrario que el Sena, el humilde Río Bièvre no integra el imaginario de los típicos enamorados de París, ni aparece en las canciones, fotografías o cuadros que han convertido a la Ciudad Luz en un icono mundial.
Sin embargo, en el Siglo XIX el Bièvre era inspiración de algunos escritores y poetas como Víctor Hugo, que lo describió como "un valle tranquilo y sombrío" (el del curso superior).
En el siguiente dibujo en carbonilla del Siglo XIX, se inmortalizó una imagen bucólica y apacible del Bièvre, con una pareja paseando junto a él, un hombre pescando, un niño alimentando patos, y un molino de agua girando con la corriente de una compuerta.
Es entendible, porque Víctor Hugo vivía en París pero pasaba largas estadías hospedado en el Château des Roches, en la localidad de Bièvre, hoy conocido como "La Casa Literaria de Víctor Hugo", a pocos metros del Río Bièvre, al que iba a caminar y refrescarse.
En ese castillo privado se muestran muchas piezas literarias y objetos del genial escritor; entre ellas el ejemplar pre-impresión de su novela "Les Misérables", corregido de puño y letra por él mismo. Allí, alejado de París, el Bièvre era y sigue siendo puro y apacible.
Hoy entonces, el Bièvre es un río partido en dos: un remanso de paz y agua pura en las nueve ciudades al sur de París que atraviesa al aire libre; y luego un conjunto de cañerías donde se mezcla con las aguas residuales desde la zona más cercana al aeropuerto de Orly, hasta terminar en plantas depuradoras, porque no se echan al Sena en esa condición.
El poeta Joris-Karl Huysmans dio a "La Bièvre industrializada" una descripción femenina, una chica del campo atraída a la ciudad y despojada por la industria, "Símbolo de la miserable condición de las mujeres, atraídas a la trampa de las ciudades".
El renacimiento del Río Bièvre está en marcha
¡Vamos, todavía! 😀. Esta será una de las historias de Francia con final feliz...
La decisión de gestionar la calidad del entorno natural en el valle de Bièvre comenzó con la creación del Syndicat Intercommunal d’Assainissement de la Vallée de la Bièvre (SIAVB, Sindicato de Saneamiento Intercomunitario del Valle de Bièvre), en 1945.
Durante dos décadas de esfuerzos, el SIAVB resolvió los diversos problemas de saneamiento a lo largo del río Bièvre y amplió sus funciones, para también hacer frente al impacto de las nuevas ciudades que se iban desarrollando en la zona.
En 1982 instauró un programa para prevenir inundaciones, en respuesta a la excesiva urbanización del Valle.
El resultado de estos trabajos fue una importante mejora de la calidad del agua, y un sostenido aumento de especies animales y vegetales sustentadas por el río.
La verificada mejora de las aguas, durante un período de 10 años ininterrumpidos, interesó mucho al público, generándose muchos grupos de apoyo, campañas en las redes, sponsors, y numerosos proyectos de revalorización y restauración, entre los cuales se cuenta el realizado en Parc des Prés, donde entre 2002 y 2003, la Communaut d'agglomeration du Val de Bievre (Ayuntamiento de Distrito Combinado del Valle de Bievre) llevó a cabo un proyecto de desentubamiento y restauración sobre una superficie de tres hectáreas en el Parc des Prés, en Fresnes, al sur de París.
Manteniendo el antiguo cauce del río, se construyó un tramo de agua que serpentea a lo largo de unos 200 metros y de 4 de ancho; y se introdujeron especies acuáticas y semiacuáticas. Al mismo tiempo, se eliminaron más de veinte conexiones directas de aguas residuales al Bièvre que no cumplían las Normas.
En los últimos veinte años varias localidades de la región han realizado obras para que el Bièvre vuelva a vivir en ellas, con la intención de devolver espacios verdes a sus vecinos. El último tramo descubierto ya llega a Arcueil, al límite de París, que es el próximo y gran desafío en este noble proceso de recuperación.
Se está estudiando cómo reabrir varios tramos en París, sobre todo en los jardines y parques que se encuentran en el recorrido histórico del Bièvre; alrededor de 6 Km en total.
A fines del 2021, el río Bièvre será nuevamente separado de las aguas servidas y desembocará otra vez en el Sena, aunque todavía cubierto; y cada vez que haya precipitaciones por ahora tendrá que ser desviado de nuevo mediante grandes válvulas selectoras del cause, hacia el sistema pluvial para su limpieza.
En paralelo, el Ayuntamiento estudia la viabilidad financiera y técnica del proyecto completo para "redescubrirlo" a la vista de los parisinos en ciertos sectores; que ya había sido descartado a comienzos de este siglo por su elevado coste; por lo que se está haciendo una reingeniería del mismo.
Las obras completas dentro de París se estiman que costarán más de 50 millones de euros; pero la resurrección del río Bièvre ya no es un capricho, sino que está motivada en una necesidad de refrescar esta parte de la ciudad y devolver algo de naturaleza a sus calles.
En los lugares donde no sea factible que el río resurja a cielo abierto, se planea una remodelación urbana haciendo un paseo verde en las zonas por las que el río atravesaba París.
Desde su punto de entrada en Gentilly, el río Bièvre atravesaba el sudeste de París, cruzando varios parques hasta el Jardin des Plantes, y desembocaba en el Sena cerca de la actual Estación de trenes de Austerlitz y puente homónimo. Allí ahora solamente hay asfalto, edificios y el Metro. Solamente unas placas en el suelo recuerdan su subterránea existencia.
Si finalmente el proyecto en París es aprobado, supongo que se deberán entablar negociaciones entre esta ciudad y las restantes del cause superior, para garantizar que llegue adecuado caudal de agua hasta el final; graduando la apertura y cierre de las válvulas de los estanques que cada localidad controle.
Se deberá considerar además que, una mayor superficie de agua de las lagunas queda muy linda, pero como contrapartida produce mayor evaporación del preciado líquido elemento; y una mayor proliferación de juncos descontrolados en sus orillas también absorbe más agua para su crecimiento.
Por eso debería ser todo recalculado equilibradamente.
El Bièvre ya es una realidad al sur de París
Reencontrarse con el Bièvre en París es una idea muy excitante, pero presenta problemas importantes a resolver, por la magnitud y plazos de las obras que implicará, y la exigencia estricta de calidad del agua para que vuelva a surgir al aire libre.
Sin embargo, la muy activa Asociación de Amigos del Valle del Bièvre demuestra con hechos y estadísticas comprobables, los muy buenos resultados que ya dio la recuperación del río fuera de la capital.
En la Comuna de Igny, al sur de París, lo que antes era una canalización es ahora un riachuelo con meandros y jardines por donde pasean los vecinos.
La fauna también volvió a instalarse en el río y sus alrededores, donde en estos tiempos de pandemia la gente puede escuchar el canto de los pájaros y pasear sin mascarilla, a veinte minutos en tren desde la capital.
Cerca de allí, en Jouy-en-Josas, también el centro de la ciudad está en obras por las excavaciones que harán resurgir el río y construir un paseo verde.
Todas las comunas por las que atraviesa este mítico río, se fueron contagiando el entusiasmo que genera la frase "El Renacimiento de la Bièvre", como promete un cartel junto a las obras. Una esperanza de libertad que en los próximos años podría dar también un favorable cambio ecológico al gris aspecto del sureste de París.
Yo apoyo el renacimiento del Bièvre... ¿Y Usted? 👍😊
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FUENTES CONSULTADAS:
https://impacteuropean.fr/vestiges-moyen-age-a-paris-n4-larche-mur-de-philippe-auguste/
https://www.earthlawcenter.org/blog-entries/2018/9/daylighting-la-bievre-river-in-paris-france
https://hiddenwatersblog.wordpress.com/2016/05/23/la-bievre-paris/
http://archive.bievre.org/articles/these-J-Simpson/chap3.htm
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